miércoles, 14 de noviembre de 2012

Indiana Jones, la globalización uniforme y la búsqueda de la identidad perdida



Pocas veces encontramos universidades que se preocupan por tener una relación directa con la comunidad donde residen, poniendo en práctica lo que significa la extensión universitaria hacia grupos de poblaciones que en otras circunstancias no podrían tener acceso a una educación de calidad.

Sin embargo, en la Universidad de Stanford, una de las más prestigiosas de los Estados Unidos, se ha diseñado e implementado un programa especial destinado a estudiantes de recursos limitados, a menudo hijos de padres migrantes, que se encuentran entre dos mundos, atrapados en medio de una sociedad globalizada que intenta uniformizarlos, borrando su pasado y al mismo tiempo imponiéndoles barreras socio-económicas que impiden su integración dentro de una sociedad que se vuelve cada día mas multiétnica.

La semana pasada se me dio el privilegio de conocer a un grupo de alumnos provenientes de varias áreas cercanas a la Universidad de Stanford y al área de la Bahía de San Francisco. El Departamento de Estudios Latinoamericanos organizó este año clases gratuitas para incentivar el conocimiento multidisciplinario hacia aspectos de la identidad latinoamericana. Pensé que sería oportuno enseñarles con mayor cercanía las culturas Maya e Inca y sus aportes a la humanidad. Por supuesto, las estrellas de esta presentación multi-media, fueron los conocimientos biogenéticos alimentarios aportados por ambas culturas, la escritura y sistema de calendarios de los Mayas, así como la expansión del Tawantinsuyo y la forma como se intentó integrar las macro-etnias a un espacio, filosofía de vida y modos de producción a través de los ayllus y la complementariedad.

Al final, y para provocarlos un poco, decidí mostrarles escenas de la película “Indiana Jones y el imperio de la calavera de cristal”, producida en el 2008 por George Lucas y Spielberg, ambos de reconocida trayectoria cinematográfica en Hollywood. El ejercicio consistía en identificar todos los elementos culturales, geográficos y lingüísticos que eran incoherentes entre sí y proyectaban al público imágenes y conocimientos distorsionados de la realidad latinoamericana.

Muy rápidamente, los alumnos identificaron los errores garrafales de la película donde se presentan personajes locales en el mercado de Cusco con ponchos y música ranchera mexicana ¡al lado de las líneas de Nasca! La busqueda de la calavera de cristal, conlleva a una serie de aventuras, donde el arqueólogo Indiana Jones “conocedor de un antiguo dialecto Inca aprendido gracias a Pancho Villa”, es el protagonista principal de la película. Inmediatamente me vino a la mente su modelo: el aventurero Hiram Bingham, buscador del Dorado y “descubridor” para el mundo occidental de Machu Picchu, muy a pesar suyo. La clase se dedicó luego a identificar y describir los prejuicios e imágenes utilizados para poner en escena al mundo indígena “perdido”, donde se muestran españoles momificados dentro de templos recubiertos de calaveras, símbolos Mayas y Aztecas, así como cabezas clavas Chavin, todos revueltos, y poblaciones indígenas actuales en un estado de agresivo salvajismo.

Es penoso constatar que hoy día se proyectan imágenes caricaturescas de este tipo, reproduciendo dentro de la cultura popular moderna, estereotipos que en nada ayudan a una mejor comprensión de la cultura hispana, actualmente la primera minoría de los Estados Unidos. La carencia de un mejor entendimiento de lo que pasa al sur del Río Grande, reproduce los errores de la Conquista al tratar de amalgamar en una sola categoria la inmensa diversidad de las culturas latinoamericanas, incluyendo las que se reproducen, renovandose en los Estados Unidos. Así como en el Siglo XVI, se inventó la denominación “Indio” que en nada representaba la realidad que descubrían los conquistadores, hoy día se reproducen en forma indiferenciada y siempre con los mismos prejuicios los términos “latinos” e “hispanos”, borrando las características originales de los migrantes, generando problemas de auto-estima y confusión hacia su identidad.

Es importante resaltar, como lo hicimos en la clase, que la autoría de tecnologías extraordinarias tales como el registro del tiempo bajo varios tipos de calendarios específicos en el caso Maya, se atribuye a extraterrestres, Introduciendo en forma subliminal en la mente de los espectadores, que los Indígenas serían incapaces de producir tecnologías de este nivel. Lo mismo resulta con los dibujos de Nasca, tan ingeniosos, que solo extraterrestres hubieran podido hacerlos…

De otro lado, en Guatemala y otros países centroamericanos donde la presencia Maya es muy significativa, las agencias de viaje se están preparando para celebrar el 13 Bakhtun, el llamado “apocalipsis Maya”, otra “interpretación” tergiversada, no-indígena, del calendario Maya que permitirá atraer gran cantidad de turistas y beneficiarse de conocimientos antiguos que no le traerán ningún tipo de beneficios reales a las poblaciones originarias.

¿Cómo resolver este problema? Veamos: en la reciente reelección del presidente Obama, de cada cuatro latinos que participaron del proceso electoral, tres votaron por él. Observadores políticos estiman que hoy en día, las minorías son fundamentales para lograr la victoria y que para el año 2050, el presidente de los Estados Unidos será de origen latino. Si este fuera el caso, es fundamental trabajar juntos y desde ahora, eliminar estos prejuicios relacionados con el mundo hispano e indígena y enseñar las bases de una identidad diversa y rica en conocimientos -datos en mano y auto-estima en alto-, para asumir el reto de la inclusión y la conducción de un país cada vez más diverso y plural. Algo que, felizmente por aquí, en el Departamento de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Stanford, se está empezando a hacer.